Por Redacción:

Kiev – 21 de noviembre de 2025 – El presidente ucraniano Volodímir Zelenski expresó su disposición a colaborar con Estados Unidos en un plan preliminar para poner fin a la guerra con Rusia, un anuncio que llega en medio de tensiones diplomáticas europeas y concesiones que favorecen a Moscú, como el reconocimiento de facto de territorios ocupados. En un mensaje en Telegram el 20 de noviembre, Zelenski afirmó: “Nuestros equipos –de Ucrania y Estados Unidos– trabajarán en los puntos del plan para terminar la guerra”, sin detallar concesiones específicas, pero enfatizando principios como la soberanía y garantías de seguridad duraderas. Esta declaración, tras una reunión con delegados estadounidenses en Kiev el 19 de noviembre, marca un giro pragmático de Zelenski, quien ha resistido propuestas similares desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de 2025, y contrasta con el rechazo inicial de aliados europeos como Francia y Alemania.

El borrador del plan, filtrado por Axios y el Financial Times el 19 de noviembre y confirmado por fuentes de la Casa Blanca, consta de 28 puntos que incluyen límites militares para Ucrania –restringiendo su ejército a 600.000 tropas–, el retiro de fuerzas ucranianas de partes de Donetsk y Lugansk controladas actualmente, y el reconocimiento de facto por parte de EE.UU. de Crimea como territorio ruso. A cambio, Kiev recibiría “garantías de seguridad robustas”, posiblemente con aviones de combate europeos estacionados en Polonia, y un veto a la expansión de la OTAN hacia Ucrania, junto con la reintegración económica de Rusia mediante el levantamiento parcial de sanciones y su regreso al G8. Zelenski, en su Telegram, delineó principios clave: “una paz real que no sea rota por una tercera invasión, una paz digna que respete nuestra independencia”, y confirmó que hablaría con Trump en los próximos días para refinar el documento.

La propuesta, elaborada en secreto con consultas a Moscú según Axios, ha provocado rechazo en Europa, donde el ministro francés de Exteriores, Jean-Noël Barrot, declaró en Bruselas el 20 de noviembre: “Los ucranianos quieren una paz justa que respete la soberanía de todos, una paz duradera que no pueda ser cuestionada por futuras agresiones”. Alemania y Polonia han expresado escepticismo, temiendo que las concesiones –como la limitación de armas ucranianas y la prohibición de tropas occidentales en Kiev– debiliten la OTAN y expongan a Ucrania a futuras invasiones. El ex primer ministro ucraniano Arseniy Yatsenyuk, en una entrevista con DW el 21 de noviembre, insistió en la participación de la UE: “Kiev exige involucramiento europeo en cualquier acuerdo, incluso si Trump respalda propuestas que ceden a Moscú”.

Desde Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, respondió el 20 de noviembre que cualquier acuerdo debe abordar las “causas raíz del conflicto” –eufemismo para demandas maximalistas como la desnazificación y desmilitarización de Ucrania–, y advirtió que sin concesiones mutuas, no habrá avances. Rusia, que ha capturado unos 3.434 km² en 2025 según el Institute for the Study of War, mantiene presión en el frente este, con avances en Pokrovsk y Kupiansk pese a negaciones ucranianas. Un ataque ruso con misiles y drones en Ternopil el 19 de noviembre dejó 26 muertos y 17 desaparecidos, recordando los costos humanos del conflicto que ya supera los 1 millón de bajas combinadas.

El secretario de Estado Marco Rubio, en un tuit el 20 de noviembre, reiteró: “Un paz duradera requerirá concesiones difíciles pero necesarias de ambos lados”, y confirmó que EE.UU. desarrollará más ideas basadas en aportes de Kiev y Moscú. Trump, cuya administración ha oscilado desde calificar a Zelenski de “dictador” hasta abogar por sanciones contra Rusia, impulsó el plan en cumbres bilaterales con Putin en Alaska y visitas de su enviado Witkoff a Moscú. Zelenski, en su reunión con el general Dave Butler –jefe de asuntos públicos del Ejército de EE.UU.–, acordó avanzar rápidamente hacia un acuerdo que beneficie al pueblo ucraniano.

Ucrania, que ha perdido el 20% de su territorio desde la invasión rusa de febrero de 2022, insiste en no reconocer anexiones, pero admite que la diplomacia podría ser el camino para recuperar tierras, aunque rechaza ceder control actual en Donetsk.

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